martes, 30 de abril de 2013

En autobús


Cuando competíamos fuera de la provincia o alrededores, el club nos llevaba en autobús. Casi siempre salíamos en sábado, ya que no había clase y volvíamos el mismo día, pero tarde. Si el destino estaba muy alejado nos alojábamos en un hotel y volvíamos al día siguiente.

Quedábamos todos en el edificio 2000 de la gran vía Fernando El Católico, junto al colegio de los jesuitas y llegábamos allí a pié, en autobuses urbanos o en coche particular. En aquel tiempo no había metro y muchos de nosotros no lo habíamos visto en la vida.

A la hora indicada salíamos en dirección a la ciudad o pueblo que nos tocaba competir, habiendo tomado asiento dentro del autobús de un modo jerárquico. En el volante el chófer, a su lado o lo más cerca posible se sentaban Barra o Joáqui, que en caso de que el chófer se estuviese quedando dormido, le daban conversación y en ocasiones algún grito que otro. Detrás de ellos la directiva, luego los padres en general, en medio los nadadores más pequeños, tras estos los medianos y en la parte de atrás como si de una especia de zona vip se tratara, se sentaban los más mayores. Éstos últimos lo veían todo y a todos. Si te acercabas mucho a ésa parte de atrás sin invitación y no pertenecías a ésa clase social, te exponías a varios sucesos abochornantes o divertidos. Todo dependía del día y las personas.

Si no querías arriesgarte a meterme en algún problema, podías entretenerte por el camino contando chistes alrededor tuyo, jugar a la nintendo que alguien había llevado, oír música en tu walkman con la música que te habías preparado en un par de casetes, revisar los ceniceros de los brazos de los asientos o simplemente mirar el paisaje que te ofrecía la carretera.

En ocasiones, a mitad de camino, parábamos a almorzar o comer, entonces nos encontrábamos todos en el baño a la vez, armando el consiguiente jaleo. Luego nos tomábamos el bocata con el refresco correspondiente y al terminar subíamos de nuevo al autobús.

Nunca tuvimos ningún percance viajando de ésta manera, todos nos lo pasábamos pipa, nunca se quedó nadie olvidado al terminar de competir y de algún modo, todos volvíamos felices hubiésemos quedado primeros o últimos.

Arturo Liberos.

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